Las fuentes de Velilla del Río Carrión que pueden vaticinar tu muerte

Las fuentes de Velilla del Río Carrión que pueden vaticinar tu muerte.

Dependerá de un fenómeno con 2.000 años de historia que todavía hoy es un misterio, pues las Fuentes Tamáricas, conocidas como La Reana, se llenan y se vacían a su antojo.

Las Fuentes Tamáricas de Velilla del Río Carrión, conocidas como La Reana, son un misterioso monumento con 2.000 años de historia y marcado por una leyenda negra que ya relataba el historiador romano Plinio el Viejo en el siglo I: "La intermitencia irregular del brote de las aguas de estas fuentes tiene el don de profetizar la pronta muerte de todo aquel que, al visitar por primera vez la fuente, la encuentre en su fase seca". 

Se trata de un estanque rectangular de unos 21 metros de largo y 3 de ancho con tres arcos de piedra, aunque en la actualidad tan solo uno de ellos es original, cargado de misticismo por un increíble fenómeno que hoy en día sigue sin tener explicación. La fuente se llena y se vacía a su antojo, sin seguir ningún ciclo ni lógica. Lo único que alerta de que el agua va a manar es un inequívoco rumor subterráneo.

Esta fontana prerrománica se identifica con las Fontes Tamarici que los cántabros veneraban desde el siglo III a. C., cuando la localidad de la Montaña Palentina formaba parte de la antigua región Tamárica. Las primeras noticias sobre el manantial datan de la época de la conquista romana de los cántabros, hacia el siglo I, cuando el geógrafo e historiador Plinio el Viejo, en su Naturales Historia libro nº XXXI, describió tanto las fuentes como la peculiaridad de su llenado y vaciado.

Es también a través de su pluma que se transmite la leyenda negra que acompaña al monumento, ese don de profetizar la muerte de quienes la visiten por primera vez y se encuentren el estanque seco. Un vaticinio que Plinio el Viejo certifica con una anécdota sobre su buen amigo Larcio Licinio, que por su gran interés por los misterios de la naturaleza visitó las Fuentes Tamáricas de manera impulsiva, sin conocer la maldición que pesaba sobre ellas, cuando estaban vacías. Solo siete días después encontró la muerte el bueno de Larcio Licinio. 

Las Fontes Tamarici estuvieron 'perdidas' en el tiempo durante siglos, las descripciones hechas por el naturalista romano cautivaron a muchos, pero su búsqueda desde La Rioja a León fue infructuosa hasta que en 1768 el historiador y geógrafo Enrique Flórez las situó en Velilla del Río Carrión, una tesis que ha sido mantenida a lo largo de la historia por diversos autores, y confirmada por Antonio García y Bellido tras dos campañas de excavaciones.

Sin embargo, ni los trabajos realizados en 1960 y 1961, promovidos por el Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas del Ministerio de Educación Nacional, ni otra serie de estudios han logrado encontrar la explicación al fenómeno por el que se llena y se seca la fontana. Eso sí, tras ellos, el 9 de mayo de 1961 fueron declaradas Monumento Histórico provincial de interés histórico y artístico por el Ministerio de Educación Nacional.

Se cree que en su origen fueron utilizadas como baños de inmersión, lavadero y augurio, e incluso se baraja la posibilidad de que estuvieran dedicadas a algún Dios de las aguas, convirtiéndose en una especie de oráculo en el que se realizaban predicciones basadas en su irregular ciclo de llenado y vaciado. En el siglo XIII se construyó junto a ellas la ermita de San Juan Bautista, con el fin de cristianizar el lugar y borrar toda relación con ritos paganos.

Además, en la cabecera de la Reana, que también ostenta el título de Bien de Interés Cultural desde 2002, podemos observar la mitad de un ara romana, posiblemente dedicada al numen o ninfa de la fuente, aunque de la inscripción solo se conserva una 'S', tal vez debido al estado en el que se encontraba el monumento hasta que fue restaurado.

Fuente: Diario de Valderrueda

Fotografía: Wikipedia, Ayuntamiento de Velilla del Río Carrión